
El pasado 14 de Octubre se celebró la segunda edición del Ultrail La Covatilla, en el municipio de Béjar (Salamanca), con dos distancias a elegir, 80 kilómetros con 4.300 metros de desnivel positivo, y la prueba donde corrió nuestro colaborador Curro Revilla, de 37'5 kilómetros con 2.300 metros de desnivel positivo.
Desde el año pasado ya nos habían hablado muy bien de la primera edición de ésta carrera, que ya estaba capitaneada por Miguel Heras y donde participó su hermano Roberto Heras, proclamandose ganador de la distancia "corta" de maratón. Este año se haría por dos grandes corredores también de la zona, como son Alfredo Gil y Álvaro García, proclamandose este último vencedor en la maratón de la edición 2017.
El Viernes 13 nos dispusimos a salir de Madrid, un@s cuant@s amig@s de los equipos Bambis Trail y La Bicha, para llegar por la tarde a la entrega de dorsales en Béjar, teniendo el alojamiento en la misma línea de salida, cosa que no me había pasado nunca, ni cuando corría las carreras de asfalto que se celebran donde vivo.
Pudimos dar un paseo, para estirar las piernas y conocer algo de la localidad, al tiempo que comentábamos la estrategia a seguir para el día siguiente, que en mi caso era aguantar y disfrutar del paisaje...
El Sábado 14, sonó el despertador más pronto de lo deseado y aún de noche, nos dispusimos a desayunar algo y disfrazarnos de playmobil, como en una carrera me dijeron una vez, y salir a la puerta del hostal donde dormimos, para entrar un poco en calor y dar comienzo diez minutos más tarde.
A las 8:00 de la mañana, aún sin amanecer y con algo de frío, dio comienzo la segunda edición de la Maratón del Ultrail La Covatilla, donde salí delante reservando, ya que sabía que los primeros 20 ó 25 kilómetros serían "to parriba" como se oía a algunos animadores al amanecer...
Efectivamente, no había respiro durante las primeras horas de carrera, pasando por el pueblo de Candelario y algún corta fuegos, donde pude apropiarme de un buen bastón, que me acompañaría hasta las esperadas bajadas en los últimos kilómetros de la prueba (Véase Vídeo). En las primeras rampas me encontré con mi compañero de equipo, Fernando, con el que haría todo el recorrido (cosa que no había conseguido en ninguna otra carrera en 20 años...).
Comenzó a verse mejor el sol según ibamos aproximandonos a la Estación de esquí La Covatilla, donde nos esperaba el primero de los avituallamientos y que nos daría algo de fuerzas para afrontar la primera de las rampas con más desnivel hasta ahora en la carrera, llena de piedras y en la que algún corredor de la zona ya advertía que esta no era nada con la que vendría después... Efectivamente, la primera fue dura, pero a continuación vendría una bajada con más piedras lisas, empezando a ver las vistas espectaculares de la Laguna del Trampal y la segunda pared que desde abajo parecía imposible, aunque se veía a los corredores que iban por delante de nosotros subiendo tan pequeños como hormigas.
Entre bromas y charlas, fuimos subiendo esta subida con espectaculares vistas, creyendo que al llegar arriba ya sería "to pabajo", pero aún nos quedaba un ascenso a la zona con más altitud de la carrera, disfrutando desde lo más alto de las dos provincias vecinas.
Unos kilómetros más adelante, emepezaríamos a "disfrutar" de la tan esperada bajada, adelantando a varios corredores hasta llegar al último de los tres únicos avituallamientos (cuestión que a más de uno les parecieron insuficientes), situado en la Plataforma del Travieso.
A partir de este punto, ya sólo nos quedaban apenas 8 kilómetros, que se nos harían largos, hasta llegar a la tan ansiada meta.
Esta carrera quiero dedicarsela al padre de un gran amigo, recientemente fallecido haciendo lo que más le gustaba, y a la madre de un compañero de equipo, que unos días antes nos dejó a causa del maldito cáncer.
Va por vosotros alicia y paco!
Ver vídeo: