
Para la primera aventura, decidimos llamar a David Caballero, profesor y experto “rider” para que hiciera de mí en 4 días, lo más parecido a un snowboarder. Cómo no podía ser de otra forma, debido a las risas que se avecinaban, aceptó el reto.
Para completar el equipo, vino con nosotros, Verónica, colaboradora también de GymPeople, y persona neutral, ya que ella siempre ha optado por el sky.
Para los que sabéis hacer snow, o practicáis el ski, podéis haceros una idea de que el aprendizaje tiene sus etapas y que como el resto de personas, el primer y segundo día pasé más tiempo en el suelo que en la tabla de snow.
Es algo que sabía y que no me echaba para atrás, era parte del reto, pero intentaría que estar con el culo en la nieve me llevara el menor tiempo posible. Como digo, el primer día, no fue así.
Aprendiendo a ponerme la tabla, valorar si soy regular o goofy, y empezar a deslizarme “cara a la pista”. Bien, ya empecé con dudas con el tema de que pierna llevar delante, yo pensaba que izquierda y el profe derecha, igual que en el cole, el que lleva la razón es el profe y yo no.
Deslizarme es fácil…ya sé hacer snow. Error, hacer snow es mucho más que eso.
Aprende a deslizarte “de espaldas a la pista” y comienza a manejar tu cuerpo. Deslizarse de espaldas es como aprender a manejar el embrague de tu coche. Suave, sin dar frenazos…teoría bien, la práctica ya es un poquito diferente. Conclusión, ya no era sólo mi culo el que tocaba la nieve, ahora también eran mis rodillas quienes tenían envidia y querían probar el frío elemento.
Por la tarde, aprende a girar llevando la pierna derecha siempre delante. Mi mente lo tiene claro, mi cuerpo no tanto…conclusión cada vez más partes de mi cuerpo quieren probar la nieve.
Hubo una gran sorpresa este día, llegaron compañeras con ganas de fiesta…las agujetas. ¿De verdad que deslizarse por la nieve provoca tensión y cansancio en el 85% de tu cuerpo? Parece que sí, y prometo que yo que practico muchos deportes, tuve agujetas en partes que nunca antes tuve.
Después de la primera bajada te olvidas de tus innumerables molestias y empiezas a recordar todas tus lecciones de los 2 días previos y decides lanzarte. La pista azul es tu objetivo, a izquierdas y derechas, aprovechando el ancho de pista.
¿Quién soy? ¿Qué he hecho con el despojo que ayer no paraba de comer nieve? Pues parece que esto del snow mola. Eso sí, como me pasaban todos por la izquierda y la derecha. Y que decir de los niños de 4 y 5 años con skyes que vuelan y te miran raro mientras te adelantan, que majos.
La presión grupal me lleva a bajar alguna pista roja. Cierto que no muy inclinada. Algo que me parecía utópico, lo acabé haciendo. Genial, me gusta esto del snow. De hecho ya no marco tanto mis movimientos con los brazos como hacen los “nuevos” jaja En alguna ocasión fui hasta rápido también.
Este cuarto día mi cuerpo conoció nuevos impactos. Uno se fía, quiere ir más rápido y con ello consigues caer y rebotar a la vez en la nieve. Nuevas experiencias.
Todo aprendizaje lleva su tiempo. El snow es un deporte que te obliga a caer cientos de veces, pero sólo consigues disfrutar cuando vuelves a ponerte la tabla y a seguir bajando. Una y otra vez caes pero da igual, y cuando domines algo, no te quedes ahí, sigue con lo siguiente. Sólo así aprendes a hacer snow.
A David Caballero por la paciencia, por el aprendizaje y por dejarme ver alguno de tus trucos…estás en un nivel altísimo y por eso te libras de que algún día te coja.
Gracias a Verónica por ayudarme a levantarme más de una vez y remolcarme con sus bastones de sky en alguna ocasión.
Y gracias a todos aquellos que pudiendo hacerlo, seguro que les dí motivos, no me atropellaron bajando y fueron capaces de esquivarme en mis innumerables caídas.