
Desde el Gobierno francés se busca evitar el excesivo número de toneladas de alimentos que se vierten a la basura cada año. El objetivo es que en el año 2025 se reduzcan a la mitad los alimentos que se tiran al contendedor.
A través de una enmienda a la Ley de Transición Energética y gracias al apoyo unánime de la Asamblea Nacional se ha conseguido que desde el 1 de julio de 2016, las grandes superfices alimenticias (más de 400 metros cuadrados) no puedan tirar al contenedor los productos perecederos. En lugar de ello, estas empresas tendrán que donarlos a organización que se dedican a la alimentación animal o a la creación de abonos de tipo agrícola.
La persona que ha comandado este cambio es el exministro socialista de Agricultura Guillaume Garot. Guillaume ha estado durante años volcado en la lucha contra el derroche alimentario. La semana pasada Garot declaró: “Ver las botellas de lejía desparramadas en las basuras de las grandes superficies con alimentos consumible es escandaloso”.
Los datos obtenidos a través del Ministerio de Ecología francés advierte que en Francia, cada persona tira al contenedor 20 kilos de comida al año.
Aun más aterrador es el dato de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en el que se dice que un tercio de los alimentos dedicados al consumo humano acaban en la basura, o lo que viene a ser lo mismo, 1.300 millones de toneladas que además de forma indirecta provocan 3.300 toneladas de dióxido de carbono.
Al contrario de lo que se pueda pensar, gran parte de ese desperdicio se produce antes de que llegue la comida al usuario.
La mitad de los alimentos se tiran antes de llegar al plato.
Francia lleva estudiando este tema desde 2010 y buscando cómo actuar y sobre qué puntos actuar y disminuir el derroche. Se busca actuar en toda la cadena de producción y distribución de los alimentos.
Aunque no se han hecho esperar las críticas, sin ir más lejos, la Federación del Comercio y la Distribución indica que ellos trabajan y colaboran con asociaciones para donar aquellos productos perecederos que no se venden. Además indican que los grandes supermercados sólo suman el 5% de todos los alimentos que se desperdician y se tiran a la basura, por lo que esperan, nuevas medidas, contrarios a la aprobada recientemente.
Algo que nos ha gustado mucho de la ley, es la parte de la concienciación a los más pequeños. Para ello, se realizarán charlas en los colegios para sensibilizar a los niños y evitar que desperdicien alimentos de manera incontrolada.
¿Y ahora en España, creeis que tendríamos que adoptar estas medidas?
¿Estáis a favor?
Si tenéis alguna forma para reducir el despilfarro esperamos vuestras ideas.